viernes, 11 de noviembre de 2011

Era otro día.

Amanecía, la niebla, que horas antes había ocultado hasta los techos más cercanos, retrocedía y dejaba estampado en el aire un color rojizo. Afuera iba existiendo de a poco, la realidad ganaba ventaja centímetro a centímetro y las tierras cubiertas de otros mundos se rendían ante la aplastante contundencia de las leyes naturales. La verdad que era adentro y la verdad que era afuera se saludaban en infinito reconocimiento, otra batalla se ganaba, la lucha seguía.
En la habitación, las huellas de un suicidio, de esos cotidianos, contaminaban el momento de un nacimiento, de esos de todos los días, esta vez no había lugar a la duda, las mismas botas grises llenas de barro custodiando las paredes a discreción, las sábanas arrugadas y corridas en la cama del que murió ayer, las ropas que heredarán los nuevos y que seguirán usando los viejos desparramadas con desinterés en donde tuvieron chance de caer. Era otro día.
Los colores también parecían despertar en cada esquina, no había razón para no dejarse ver de nuevo, el sueño ausente seguía en rebelión y el llamado del espíritu ensordecía lo demás.
El mundo se levantó pero era otro día.


lunes, 24 de octubre de 2011

Recuerdos de un mar que quería ser río.

De los poetas menores en las antologías aprendí que el olvido no existe.
De Borges se que alguien ve una lámpara en el desierto.
Evocaciones de humo y cantos de Djinn perviven lo cerrado.
Adornos nada más, en un cruce de candados, son mis conjuros de tinieblas.

Ese mar que no conozco rebosa copas en el brindis de lo perdido,
pretendo ser río ancho en un cielo azulado, sólo por huir de ser vía láctea
en el espacio vacío y oscuro.

Pero las estrellas no conocen los peces, ni las arenas lo alto,
la esencia prima no ve en lo otro sino con sus ojos,
la hondonada es simple valle para la flor de un cactus.

Cayó en desgracia la luna cuando quiso ver colores, no hay
nada allá afuera que perdure mientras un otro lo mienta,
a las carretas los caminos y a los caminos el polvo.

sábado, 8 de octubre de 2011

Un pequeño párrafo salvado...

-Vale, hemos llegado, ¿y ahora qué?
- Llegamos, es todo.
Sacó la cajetilla de cigarrillos y extrajo con delicadeza el último. Lo llevó lentamente a sus labios y acercó la candela con parsimonia ceremonial. La primera bocanada de humo pareció durar eternidades.
- No me sorprende la derrota. Igual no esperaba nada. Estoy acostumbrado a nadar boca arriba en este mar de mierda. No me malinterpretes, no es que no esté dispuesto a morir, es que no estaba en mis planes hoy. Suponía que iba a conocer el amor... antes... se que suena patético pero de verdad tenía esa esperanza.
- Yo esperaba tener ganas de vivir.
- Creía que me esperaba sin conocerme y yo solía amarlo justo en ese tiempo, ignorando si alguna vez en sueños me había adelantado. En estos momentos debe estar haciendo algo inmaduro, propio de su edad y su tiempo sin mi, cuando lo conozca me va a contar que una noche como estas se acostó con la novia de su mejor amigo, luego nos vamos a reír y yo le voy a decir que esa misma noche estaba pensando en él, tratando de amarlo sin haberlo visto, por esa idea tonta de que el amor no tiene tiempo y que de verdad había escogido estar con él aún sin haber nacido.
- No le encuentro sentido, nacemos y estamos condenados, nos imponen las reglas con las que tenemos que jugar, escogen por nosotros un sistema económico al que encadenarnos, unas referencias morales y unos dioses que nos gobiernen y luego nos echan a la calle como autómatas sobrantes. Luego se aseguran de que sea difícil cuestionar sus mandatos por mas estúpidos que sean, nos obligan a ser fríos con los que no tuvieron suerte, a no sentirnos culpables por la desventura de los demás, a sentirnos sucios cuando hacemos lo que nos gusta y a pedir perdones a diestra y siniestra a figuras de autoridad infladas con los vapores de los que se descomponen en la base. Pero ni siquiera eso me molesta, la verdad, odio no poder ser como ellos, aborrezco no poder aceptar verdades sin más, no poder asegurarme un suelo firme del que no pueda renegar. Odio ir a la deriva tambaleándome mientras todos van seguros a algún lado.
Todos quieren seguir siendo cobardes, es mejor, más fácil. Son repugnantes pero no los puedo culpar, me gustaría tanto ser así, estar seguro de que digo las cosas correctas, pienso lo mejor y actúo tal como se espera de mi. Pero yo se que nada estoy obligado a hacer, que yo soy lo único que de mi hala. No tengo caminos marcados y no puedo decirle a los otros que sus caminos son solo huellas del azar.
- Lo iba a encontrar y le iba a decir que de todas las noches en otros brazos guardaba pedazos de besos para él. Que una vez quise compararlo con algún amor pasajero, porque creí que nunca encontraría unos labios mejores, pero que no pude, que siempre supe que no iba a desear otros labios que los suyos. Un día iba a pelearme con él por su demora, porque me dejó en las manos de muchos que me hicieron daño y porque no se apresuró en venir a rescatarme, lo iba a odiar por un tiempo porque tardó más de lo esperado en  aparecer en mi vida.
- Y de nada sirve pensar todo al final. No vamos a cambiar nada. Siempre lo supe y aún así lo intenté, no porque tuviera esperanza sino justamente por lo contrario, porque sabía que todo lo que hiciera no iba a parar la mole de podredumbre que se arremolina en las ciudades. No hay algo más allá, no hay nada que haga trascender diferente a la memoria de los otros. Ni siquiera es importante lograr algo, o ser recordado. Nunca vas a poder anticipar con claridad las nauseas en las que mezclarán tus palabras.
- Ahora será él quién se quede esperando. No sabrá que envidié a muchos... lo esperé.
- Este es el fin del camino y no hay nada que lo diferencie del principio, los que nazcan de ahora en adelante serán adoctrinados tal como nosotros lo fuimos, cada vez será más difícil que alguno cuestione algo.
- Le voy a contar que alguna vez creí encontrarlo.
- No nos cambió el final, no somos tan diferentes, nos estamos ahogando en el mismo muladar pero tu te empeñas en buscar oro mientras yo digo que la mierda huele mal.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Hoy soy.

Puedo ser predecible, encajar perfectamente en el pedazo de realidad de un presente cualquiera. Estar a la altura de las expectativas de no importa quién, ser tan grande y tan chico, tan suyo y tan extraño como cualquiera quiera que yo sea. No me molestan las cadenas que tantos ponen en mi, ni las definiciones aventuradas que a primera vista escapan de los recién llegados. Me río de los confines de mi universo que parecen vislumbrar con mayor claridad los ajenos, que por cuestiones de azar terminan acercándose más de lo que deberían a esta gigante roja que arde en mis cenizas.
Esquivo con sobrada suerte  las trampas de las miradas malignas que con fingida voz azuzan las sombras que en algunas noches azules se escapan sin querer.
Me burlo de ti, sombra anónima, que intentas asirme con definiciones apresuradas, me divierte tu planeado juego de proyecciones inválidas.
Me encanta tu jaque cuando previenes mi enroque, no auguras en tu bien mi entrega sublime, impecable a la derrota, no entiendes que mi lucha es darme y mi moneda por las dos caras tiene la misma imagen.

lunes, 29 de agosto de 2011

Te conoceré.

Te encontraré.
Será una mañana de Lunes cuando espere que nada pase, será pronto, más pronto de lo que creo.
Sucederá como siempre sucede, tú me verás, yo te veré,  conocerás el polvo acumulado en mis pestañas, y yo adivinaré los infinitos caminos que te trajeron desde esa estrella.
Te romperán mis ojos cansados mientras escudriñan cada fragmento, haré tuya mi mirada.
No habrá tiempo mientras se saludan nuestras dos almas.
Te reconoceré y me reconocerás aunque hayan pasado ya mil años.
Ni tú ni yo creeremos en las verdades metafísicas del todo, esperaremos sentados en las puertas del poema por la única verdad que nos interesa.
Sabremos entonces de un verso cerrado que se descubre solo para nosotros, y seremos el momento tal cuál es.
Los carros, los estudiantes, y los niños estallarán el ruido afuera de la burbuja.
El mundo volverá a nuestros pies y de nuevo, para siempre esta vez, nos conoceremos.

jueves, 25 de agosto de 2011

En coma.




Sabes, a veces creo que estoy en coma en algún hospital que no conozco, y que todo esto a lo que llamo vida no es más que un subproducto de algún fármaco mal administrado.
Me imagino a mi verdadera familia a mi lado esperando a que despierte, claro que luego me imagino a mi familia en este mundo y, no te niego, siento algo así como la tristeza solitaria de dios. Es triste pensar que todo lo que veo lo cree yo.
Luego me pongo a pensar que todos los personajes de este cuento son en realidad uno solo, y que soy tan capaz de actuar como el asesino despiadado que sale en los noticieros o cómo la abuelita abnegada que a pesar de su edad sigue trabajando para sostener a sus nietos.
Pero entonces aparece algo que no está en los planes, o al menos parece no estarlo, es algo que rompe de un tajo esa tela fina de espacio-tiempo neuronal inventado por un moribundo en algún hospital. Sin alerta alguna aparece alguien más, ajeno a toda la historia, totalmente fuera de mi. Entonces como si fueran dos universos que se encuentran por azar, las dos historias de los dos moribundos de otros mundos se empiezan  a mezclar, me atrevo a dar como hipótesis el que las dos camas de los que andan en coma están en la misma pieza y las ondas cerebrales crean interferencia. El asunto es entonces que los dos dioses de sus propios mundos empiezan a ser personajes de otro, pero espera, acá viene lo mejor, ¡eso les agrada!
Al final cuando los dos universos cerebrales colisionan cada escritor deja de crear y se entregan ambos, como locos suicidas, a la voluntad de sus creaciones.



domingo, 21 de agosto de 2011

Acabar con todo (Octavio Paz)


Dame, llama invisible, espada fría, tu persistente cólera, para acabar con todo, oh mundo seco, oh mundo desangrado, para acabar con todo.
Arde, sombrío, arde sin llamas, apagado y ardiente, ceniza y piedra viva, desierto sin orillas.
Arde en el vasto cielo, laja y nube, bajo la ciega luz que se desploma entre estériles peñas.
Arde en la soledad que nos deshace, tierra de piedra ardiente, de raíces heladas y sedientas.
Arde, furor oculto, ceniza que enloquece, arde invisible, arde como el mar impotente engendra nubes, olas como el rencor y espumas pétreas. Entre mis huesos delirantes, arde; arde dentro del aire hueco, horno invisible y puro; arde como arde el tiempo, como camina el tiempo entre la muerte, con sus mismas pisadas y su aliento; arde como la soledad que te devora, arde en ti mismo, ardor sin llama, soledad sin imagen, sed sin labios. Para acabar con todo, oh mundo seco, para acabar con todo.

sábado, 6 de agosto de 2011

Derrota

Derrota

Derrota, mi derrota, mi soledad y mi aislamiento.
Eres para mí más querida que un millar de triunfos,
y más dulce a mi corazón que toda la gloria del mundo.

Derrota, mi derrota, mi conocimiento de mí mismo y mi desafío;
por ti sé que aún soy joven y de pies ligeros,
y desdeñoso de los laureles que se marchitan.
Y en ti encontré la soledad
y la alegría de ser ignorado y despreciado.

Derrota, mi derrota, mi espada brillante y mi escudo;
en tus ojos he leído que ser entronizado es ser esclavizado,
y ser comprendido es ser rebajado,
y ser entendido significa alcanzar la plenitud,
y como un fruto maduro, caer y ser devorado.

Derrota, mi derrota, mi audaz compañera,
tú escucharás mis cantos, mis gritos y silencios,
y nadie sino tú me hablará de batir de alas,
y de la agitación de los mares,
y de las montañas que arden de noche,
y sólo tú escalarás las rocas y peñascos de mi alma.

Derrota, mi derrota, valor que nunca muere;
tú y yo reiremos junto en la tempestad,
y juntos cavaremos las tumbas para todo lo que muere en nosotros,
y permaneceremos de pie al sol con una voluntad indomable.
Y seremos peligrosos.

miércoles, 27 de julio de 2011

¿Dónde está mi voz?

¿Dónde está mi voz? ¿En qué pantano mis palabras?
En una casa de putas follándose a la madama.
Rascándose las pulgas y ladrando por pan, se creen muy libres las mal paridas.
Sentadas en la verga del negro destino se engañan al pasar por musa la arcada.
Nadan en el vómito de mis dedos mientras convulsionan y deliran, arden en calentura de muerte lenta.
¡Que les den! si ya en mi garganta no resuena el gorgoteo de los sudores del alma.
A la guerra voy cantando canciones de otros que ya no cantan, a combatir me voy contra mi ejército de perras negras.
Ya rodó mi cabeza y dejó caer la razón en mis vísceras. Que la bilis roa la hoja y que el destino extravíe sus caminos mientras tarda en llegar mi voluntad.

jueves, 14 de julio de 2011

◆◇ Espejo. ◆◇

En el espejo buscaba la historia de un deseo, uno de esos grandes que ocupan medio corazón entre lugares y momentos. Allá afuera, en ese lugar tan parecido, preguntaba siempre por el detalle que me permitiera desdoblar la realidad, hacerla toda entera a mi voluntad. Había mucho que derramar acá adentro que no terminaba regando nada en ese sitio separado por algún encantamiento de arena y fuego.
Ansiaba vivir mi historia, encontrar a mis personajes, soltar amarras por una razón más grande que el buen viento.
Pero, detrás de esa pantalla tan fina, leía los personajes de otros, y de manera ocasional me atrevía a cruzar sólo para participar de algún cameo; en todas las ficciones ajenas mi nombre era chispa bienvenida.
Ahora en mi propia función parto con buen viento. Solo el autor de timonel, sin subalternos para cambiar la dirección de las velas, espero encontrar una isla de soledades cansadas o al menos historias con ganas de piel, que el viento silbe mientras encuentro la voz con la forma de mis oídos. 



domingo, 10 de julio de 2011

El pozo de los lugares comunes

En el pozo de los lugares comunes no hay salidas secretas, los caminos están trazados y bien definidos, y aunque quedan locos no hay espacios.
Hasta los que vuelan ven desde el fondo el camino de pasados soñadores. 
En el pozo de los lugares comunes no se diferencian los vapores de buenos y malos, y el rozar de la piel de otros es el mismo rozar de la propia vestidura. Hay dolores por montones pero todos son el mismo. Hay luz, claro que hay luz, pero es una para todos la misma.
En el pozo de los lugares comunes, muchos se alaban por seguir los caminos más difíciles, pero su gloria es poca pues aunque sea de uno solo están siguiendo huellas. Todos lloran, ríen y hacen lo que todos hacen, no hay nada que inventar, ni movimiento alguno que no sea copia.
Los segundos no pasan, y si corren se repiten. Hay tiempo uno porque todo es dominio del antes.
El pozo de los lugares comunes es tan alto, tan ancho, tan grande, que no se sabe si tiene final, o si hay algo más por fuera.
Del pozo de los lugares comunes solo escapan los que no escriben, porque hasta los muertos se mueren como se murieron los primeros que cayeron.

sábado, 18 de junio de 2011

Examen para cagarse en todo.

Salía de su casa como todas las mañanas, con la cabeza todavía medio embolatada en algún sueño febril. Esa mañana no desayunó y tenía prisa por llegar a la cita con la doctora, la médica más linda que había visto en su vida, se llamaba Ángela. Seguro los papás no tuvieron mucha imaginación para nombrarla cuando la vieron por primera vez en este mundo.
Ella era uróloga, y mientras le metía el dedo por el culo a Iván, este se perdía en la caricia de su otra mano en una nalga y en su acompasada voz dulce.
- No te duele ¿verdad? mira que esta vez usé mucho lubricante.
Luego de sacar el dedo y botar el guante, Ángela pasó a tomarle la presión. Iván aprovecho para perderse en sus grandes ojos celestes y en su pestañeo grácil cómo de mil velos saludando al viento.
- Bueno, tu presión sanguínea es normal. Ahora voy a revisarte el corazón.
Ángela se descolgó  el estetoscopio del cuello, se lo acercó un poco a la cara para mirarse en él y pintarse los labios, se soltó el cabello y desabotonó la camisa de Iván. Le dió un beso en mitad del pecho y un sístole-diástole retumbó en las ventanas del consultorio, puso el estetoscopio en la garganta y escuchó con atención.
- Tu corazón también anda bien.
-Mi corazón si, pero mi alma parece que se perdió en un pozo sin fondo - dijo Iván mientras casi temblando mantenía la vista en los ojos más azules que había visto nunca.
Ángela sonrió, y eso fue demasiado para el pobre chico. Su corazón llegó hasta su boca y a punto estuvo de escupirlo a los pies de su doctora.
- No lo escupas al piso que lo ensucias y no es tan fácil limpiarlo después, cuándo se te salga póntelo en la espalda. Por cierto creo que estás listo ahora para cagarte en todo. Buena suerte con eso.
Ángela le guiñó un ojo, extendió sus alas y salió por el techo. Entre sus plumas largas se podía ver todavía un aparato rojo palpitando.

viernes, 17 de junio de 2011

Hakim Bey: Brujería

EL UNIVERSO QUIERE JUGAR. Aquellos que por reseca avaricia espiritual lo rehusan y eligen la pura contemplación desperdician su humanidad; aquellos que por tonta angustia lo rehusan, aquellos que dudan, pierden su oportunidad y su divinidad; aquellos que se moldean ciegas máscaras de Ideas y siembran cizaña buscando alguna prueba de su propia solidez acaban viendo a través de los ojos de un muerto.
Brujería: el cultivo sistemático de la conciencia dilatada o de la percepción no ordinaria y su despliegue en el mundo de los hechos y los objetos para convocar los resultados deseados.
El ensanchamiento de aperturas en la percepción destierra gradualmente los falsos yos, nuestros cacofónicos fantasmas; la “magia negra” de la envidia y la venganza se dispara por la culata porque el deseo no sabe ser forzado. Allí donde nuestro conocimiento de la belleza armoniza con el ludus naturae, empieza la magia.
No, ni doblar cucharas, ni horoscopia, ni Amanecer Dorado, ni chamanismo de pega, ni proyección astral, ni misa satánica; si se trata de chismografía hay que ir al meollo, a la banca, a la política, a las ciencias sociales; y no a esa enclenque basura blavatskiana.
La brujería funciona creando a su alrededor espacios físico/psíquicos o aperturas a un espacio de expresión sin límites - la metaformosis del lugar cotidiano hacia una esfera angélica. Esto implica la manipulación de los símbolos (que también son cosas) y de la gente (que también es simbólica); los arquetipos facilitan un vocabulario en este proceso y por tanto se tratan como si fueran a un tiempo reales e irreales, como palabras. Yoga imaginario.
El brujo es un Simple Realista: el mundo es real - así la conciencia tiene que ser pues real dados sus tan tangibles efectos -. Para el zoquete hasta el vino resulta insípido pero el mago puede intoxicarse con sólo mirar el agua. La calidad de la percepción define el mundo de la intoxicación; pero sostenerla y expandirla para incluir a otros exige una actividad de un cierto tipo - brujería.
La brujería no rompe ley de la naturaleza alguna porque no hay tal Ley Natural, sólo la espontaneidad de la natura naturans, el tao. La brujería viola leyes que buscan encadenar este flujo; sacerdotes, reyes, jerofantes, místicos, científicos y tenderos todos califican al brujo de enemigo por amenazar el poder de su charada, la fuerza tensora de su trama ilusoria.
Un poema puede actuar como un conjuro y viceversa; pero la brujería rehusa ser metáfora de la mera literatura; insiste en que los símbolos deben provocar tanto sucesos como epifanías privadas. No es una crítica sino una reconstrucción. Rechaza toda escatología y toda metafísica de la mudanza, toda nebulosa nostalgia y todo futurismo estridente, en favor de un paroxismo o posesión de la presencia.
Incienso y cristal, daga y espada, varita, túnica, ron, habanos, velas, hierbas como sueños secos - el muchacho virgen contemplando la vasija de tinta - vino y ganja, carne, yantras y pases - rituales de placer, el jardín de houris y sakis - el brujo trepa por estas serpientes y escaleras a un momento que está enteramente saturado de su propio color, donde las montañas son montañas y los árboles son árboles, donde el cuerpo se convierte todo en tiempo, el amado todo en espacio.
Las tácticas del anarquismo ontológico están enrraizadas en este arte secreto; los objetivos del anarquismo ontológico aparecen en su floración. CAOS conjura a sus enemigos y recompensa a sus devotos… este extraño panfleto amarilleante, este seudónimo polvoriento lo revela todo… escribe pidiendo un microsegundo de eternidad.
Hakim Bey

Entrada insomne sin editar.

No se cuánto he avanzado, ni se cuánto me falta, es más ni siquiera se si estoy estancado; ciertamente podría estar haciendo muchas cosas ahora, pero no siento la necesidad, hay algo que me dice que solo espere.
No se si me estoy equivocando al hacerle caso a ese algo, se que muchas cosas ya vienen hacia mi por haber movido un poco las cuerdas del pasado. La montaña que quise escalar ahora me persigue en derrumbe, y yo voy a su encuentro.
Espero, y para mi sorpresa no desespero. Es verdad que mucho de mi ha quedado atrás, es verdad que ahora uso una nueva piel que no he acabado de construirme. Muchas ideas gastadas aún hacen parte de mi cotidianidad y aún no me atrevo a rechazarlas. Conozco muchas de mis caras.
Soy consciente de la rivalidad existente entre mi sombra y mi ego. Avanzo a pasos agigantados por los caminos empantanados de mi mente en reposo.
Disfruto el aparente fracaso y camino como mendigo disfrazado. Siento resbalar de mis manos el destino, aguzo mi oído para encontrar los dictados del sabio que me guía. Encuentro irresistible la opacidad del universo de lo real. y acudo en mi auxilio cuando ya nada me fía.
Ahora es cuando por primera vez me abro a la inconsciencia al escribir y dejo que mis dedos tambaleen dibujando esencias desconocidas.
Auguro buenos sucesos, espero en mi voluntad.
Confino mis pensamientos a las infinidades del abismo.
.
Cuando uno piensa así las cosas cambian, la realidad enmudece.

sábado, 11 de junio de 2011

La maldición del circo.

Quería escribir un cuento que nunca hubiera escrito... y aunque me dio mucho tedio por fin lo terminé.


La maldición del circo.


Todo empezó la mañana en la que el circo llegó al pueblo, era el domingo del Corpus Christi y el padre Ramón se había levantado muy temprano; las hortensias para adornar los cuatro altares de la plaza principal no habían llegado la noche anterior y tenía que encontrar una solución rápida antes de que al párroco le diera por revisar.

Salió con prisa y saludó a los fieles que madrugaban  a misa de 5. Había decidido pedirle a doña Erminia, la que vendía flores en el parque, en nombre de nuestro señor, que donara todas las hortensias y una que otra rosa blanca para poder celebrar con pomposidad tan magno evento.

Le iba a decir que seguramente la santísima vírgen había hecho perder a los mensajeros de la ciudad que traían las hortencias para que ella pudiera alegrar al señor con su desinteresada donación, que Dios sabe como hace sus cosas y que seguramente después del cielo le devolverían el favor. Caminó apresurado por las calles adoquinadas, alzándose la sotana de vez en cuando para no ensuciarla en los charcos.

Buenos días hijo soy el padre Ramón, ¿tu mamá se encuentra?. No padre se fue para el circo a llevar unas hortencias. ¡Madre del cielo!

¿Para qué necesita un circo hortencias? Todo esto parece obra del demonio, claro, como siempre entrometiendose en los asuntos santos.

Ramón no supo qué hacer. Se devolvió cabizbajo y ni saludó a los trabajadores que madrugaban a alimentar sus mulas. Sin darse cuenta en vez de caminar hacia la parroquia terminó al frente del circo.
Pero qué estoy haciendo acá! definitivamente esto es obra del demonio. Quién sabe que abominables artes negras me habrán puesto en este camino. Ya puesto en estas más me vale averiguar que hacen con las hortencias.
El circo estaba estrenando carpa y los vagones del tren estaban recién pintados. No parecía un circo pobre. Los camerinos de los gitanos se veían cómodos.
Buenas. Saludos. Dijo Ramón aproximándose a la entrada de la carpa. Todo olía a nuevo, todo se veía limpio, las rayas azules y rojas de la carpa invitaban a entrar, y el interior dispuesto con al menos 400 sillas sin estrenar atraía a ver el espectáculo sin importar lo aburrido que fuera. Aunque según los carteles el aburrimiento no estaba en el menú.
¡Conozca a la mujer que por una maldición de su madre se convirtió en Araña! decía uno. ¡Pregúntele al mago  que todo lo sabe por la fuente de la juventud! rezaba otro. ¡Conozca a los osos rusos del polo norte!

Hola Ramón. Hacía tiempo nadie lo llamaba por su nombre sin antes anteponer el "padre". Le pareció una falta de respeto pero la voz que estaba a su espalda le causó curiosidad.
Saludos Hija, ¿cómo sabes mi nombre?
Lo se todo sobre ti, conozco tu pasado, tu presente y tu futuro. Se que buscas las hortensias con las que adorno a mis santos.
Ramón, desconcertado, no atinó a decir palabra.
Tómate esta agua de manzanilla, te va a ayudar a dar del cuerpo sin dolor.
Ramón se sonrojó. ¡Pero cómo se atreve!. Mi cuerpo está consagrado al espíritu Santo. ¿Quién es usted mujer impúdica y por qué sabe tanto de mi?
Soy Mayra, la gitana del circo.
¡Bruja!
Ramón salió corriendo de allí, le había molestado en sobremanera escuchar a Mayra.
¡Espera! hagamos una apuesta y si te gano te llevas las flores para que el párroco no te regañe.
Tuvo que frenar y tragarse la rabia un momento, al final era la única salida que tenía para cumplir con la orden de su superior.
¿Qué apuesta mujer del demonio?
Si logras que vaya más gente hoy a misa de 8 que a mi circo te doy las hortensias.

La apuesta estaba sellada. Ramón salió apresurado de la manga donde estaba el circo y avanzó hacia la casa cural. Su plan era avisar por el megáfono que concedería indulgencias plenarias a los que fueran a misa de 8, estaba seguro que todo el pueblo iba a ir. Lo que no se esperaba era que el circo usara también los megáfonos anunciando la aparición de la Anciana Mágica de Oriente que iba a estar curando a todos los que fueran a las 8 al circo gratis.

Pronto las estrechas calles del pueblo se convirtieron en una guerra de sonidos. Por un lado el padre Ramón con sus avemarías y por el otro el circo con su publicidad. Las casas de bareque abrían sus ventanas de par en para para escuchar las noticias y un revoloteo se empezó a armar. Las señoras corrían de casa en casa hablando de la sabia de oriente y de sus superpoderes, decían que a Alicia la hija de Margarita le había curado la tuberculosis con solo mirarla, que eso lo había dicho Don Severo y que a él si había que creerle.

A las 8 am la fila para entrar al circo alcanzaba a darle la vuelta a la manzana. Todo el pueblo estaba ahí.
Mientras tanto el cura párroco le preguntaba a Ramón la razón de la inasistencia de la gente el día sagrado del Corpus Christi.
A Ramón no le quedó más remedio que contarle toda la verdad, sin sospechar siquiera la que se iba a armar.

Mientras todo el pueblo se encontraba embobado mirando hacia el centro de la carpa las proezas de la gitana que hacía caminar a los enfermos, el padre Ramón y el cura párroco se aparecieron con crucifijo en mano, agua bendita y una estola violeta.

¡Va de retro Satán! dijeron los curas amenazantes mientras enarbolaban los crucifijos frente a la gitana.
El pueblo entero se paralizó mientras la gitana muerta de la ira empezaba a escupir blasfemias sobre los dos curas.

La guerra de palabras que nadie entendía duró 15 minutos. Hasta que al final el cura párroco se cansó y en vez de seguir maldiciendo a la gitana, alzó las manos, miró al público y dijo:
Por el poder de la sangre de cristo y la sangre de los dos ladrones, te pido Oh judas arrepentido que maldigas este lugar. Mientras haya carpas de forajidos, y los gitanos anuncien que vendrán, no parará de llover hasta que se puedan marchar. "In nomine patris et fillii et spiritus sancti" pero antes de decir amén, sacó una punta afilada y se cortó la mano haciendo la señal de la cruz en el piso con su sangre. Amén.

De repente se largó un aguacero de padre y señor mío. Los habitantes del pueblo salieron del circo y corrieron a pedir perdón a la iglesia. Mientras la gitana desaparecía en su camerino.

Pasaron dos días y no paraba de llover, el pueblo entero seguía madrugando a misa y prendía cirios pascuales en las casas para que no las quemara un rayo.
 La gitana se armó de cuanta rama conocía y le rezó a todos sus santos, pero no logró contrarrestar la maldición, por lo que al final reconociendo su derrota empacó el circo y se marchó del pueblo.
Desde entonces cada vez que un circo abre sus carpas en el pueblo, nubes cargadas de lluvia se apresuran a cubrir todo el valle.

lunes, 6 de junio de 2011

¿Mi manifiesto?

Hubo una vez en la que pensaba como piensan muchos, y hay un tiempo en el que pienso como muchos piensan.
Sigo opinando de vez en cuando en esos círculos de ideas fijas, en los que cada uno desde su orilla lanza una piedra al mar para ver si los demás se mojan.
Pero ya no me apasiona mi isla, la uso para no ahogarme, cada vez es más el tiempo que paso en el agua.
Al final no se a qué tanto le tienen miedo.
Mucho tiempo huyó de mi este escrito, pero como bien lo dice un libro más "Para todas las cosas hay sazón, y toda voluntad debajo del cielo, tiene su tiempo determinado".
Anuncio que no hay palabra digna de ser elevada por encima del espíritu que habla.
Proclamó la superioridad del hombre sobre las ideas. No hay nada allá afuera por qué morir.
Esta es la voz que grita en el desierto, preparen el camino para el rey que vuelve del exilio. 
Como portavoz de mi voluntad declaro la guerra contra la palabra. 
Exijo a las ideas ajenas someterse a mi voluntad. 
Declaro subyugable el aire que suena en mi garganta y el golpetear de mis dedos en el teclado.
Rechazo  cualquier ismo, y abjuro de dioses y autoridades.
Acepto desechar cualquier idea según la situación y el grado de conveniencia.
Acepto abrazar cualquier idea según la situación y el grado de conveniencia.
En el momento que se me antoje defenderé cualquier idea, ismo, dios o autoridad.
En el momento que se me antoje atacaré cualquier idea, ismo, dios o autoridad.
Bajo ningún pretexto aceptaré ninguna verdad.
Usaré cualquier tipo de lenguaje para mi beneficio cuando me venga en gana.
Usaré el poder de mis ideas para influir en quien me venga en gana.
Daré tanto poder a mis ideas como sea necesario.
Me someteré voluntariamente a ideas ajenas y las alimentaré cuando me convenga.
Si está en mis manos retiro a la muerte el poder de borrar mis palabras.
Lavaré mi sombra a menudo.
A ningún símbolo otorgaré significado absoluto.
Cambiaré el mundo cuando me plazca y como me plazca.
Seré el yo que más me convenga.


No soy lo que pienso, guardo distancia de mis palabras, incluso de estas.





miércoles, 25 de mayo de 2011

De como hacer volar una Gárgola

Llegué a la bóveda central, mi cabeza se elevó y se perdió en los detalles de cada pintura.

Anocheció. Estaba pasmado en una banca de las capillas laterales mirando para adentro, ignorando por completo los dioses de afuera y centrándome en los de verdad cuando la luz de una linterna me sacó del trance.

Disculpe señor ya vamos a cerrar, dijo un vigilante. Me sorprendió ver vigilancia privada en una iglesia, pero pensé que con tanto fanático suelto podría ser una medida necesaria. Me apresuré a salir de la catedral no sin antes tratar de absorber esa sensación de terror que producen las inanimadas figuras del santoral católico alumbradas desde abajo por las velas de los fieles. De noche todo cambia, las pocas velas encendidas contribuyen a aumentar el sentimiento de claustrofobia en una de las construcciones más grandes jamás hechas por el hombre, es un tanto paradójico y tenebroso.

Salí por una de las puertas secundarias, la luna creciente se colgaba de una de las torres y resaltaba las gárgolas y patos dentados que tenían como fin espantar las brujas, vomitando a gotas nubes atrapadas. Siempre me pareció intrigante la mentalidad de los constructores, no entiendo la lógica esa de que un demonio se pone en una catedral para espantar a sus congéneres. Pero bueno, los caminos de la fe no conocen la razón.

Desde el centro de la plaza, la catedral se impone como regente y señora de la ciudad, los reflectores amarillos resaltan los colores de los ladrillos y las sombras muestran la cara justiciera e implacable del dios que encierran.

A las 11:11 pm. mientras toda la ciudad está disfrutando del concierto anual que ofrece el ayuntamiento saco mi celular y con una llamada a la banca donde me senté los ladrillos se estampan en la luna, los patos y gárgolas vuelan por los aires y el dios encarcelado desata su furia al azar sobre los desgraciados a los que llueven hostias del cielo.


viernes, 22 de abril de 2011

¡Salve!

Tengo una molestia en la garganta, una obstrucción del pensamiento, una definición inconclusa.
Este afán iluso, humano, infantil, abrumador de definir todo me ha llevado a un callejón sin salida.
Llegué a un final que es principio, a un es que no está, a un todo que no veo.
La pregunta última de la criatura, la búsqueda del principio, la finalidad de la razón.
A la pregunta de preguntas me enseñaron muchas respuestas, y ninguna me satisface.
No necesito creador ni delator invisible.
No necesito juez, señor ni testigo.
Pero si necesito una palabra que lo encierre todo, necesito a la manera de los viejos judíos encontrar el nombre de Dios.
No necesito perdón, premio o castigo, pero a mi corazón henchido de agradecimiento le gustaría encontrar recipiente.
No reconozco nada superior al espíritu del hombre, pero sigo en la búsqueda de fuentes en el mar.
A aquello a lo que sobran adjetivos y faltan alfabetos, a lo que SOY. ¡Salve!

PD: SOY al revés es YOS 

Esta vieja angustia - Pessoa

Esta vieja angustia, 
esta angustia que traigo hace siglos en mi,
rebasó la vasija, en lágrimas, en grandes imaginaciones,
en sueños al estilo de pesadilla sin terror,
en grandes emociones súbitas sin sentido alguno.
Rebasó.
¡Mal sé cómo conducirme por la vida
con este malestar haciéndome dobleces en el alma!
¡Si al menos enloqueciese de veras!
Pero no: es este estar entre,
este casi,
este poder ser que
esto.
Un interno en un manicomio es, al menos, alguien,
yo soy un interno en un manicomio sin maniconéo.
Estoy loco en frío,
estoy lúcido y loco,
estoy ajeno a todo e igual a todos:
estoy durmiendo despierto con sueños que son locura
porque no son sueños.
Estoy así...
¡Pobre vieja casa de mi infancia perdida!
¡Quién te diría que yo me repeliese tanto!
¿Qué es de tu niño? Está loco.
¿Qué es de quien dormía tranquilo bajo tu techo provinciano?
Está loco.
¿Quién de quien fui? Está loco. Hoy es quien yo soy.
¡Si al menos tuviese una religión cualquiera!
Por ejemplo, por aquel fetiche
que había en casa, allá en aquélla, traído de África.
Era feísimo, era grotesco,
pero había en él la divinidad de todo en lo que se cree.
Si yo pudiese creer en un fetiche cualquiera —
Júpiter, Jehová, la Humanidad —
cualquiera serviría,
¿pues qué es todo sino lo que pensamos de todo?
¡Estalla, corazón de cristal pintado!

miércoles, 20 de abril de 2011

Esa puta pastilla roja...

Que todos se van quedando atrás, y que poco de lo que alumbraba entonces sigue prendido. Aún así son pocos a los que llegó luz y más pocos los que no la ignoraron.
Ni siquiera envidio a las antorchas que se prendieron fuego, envidio tal vez y lo escondo de mi ambición a los que fueron felices.
Vaciarse, romperse y volverse a juntar, el juego de todos los que buscan, solo para regresar a dónde siempre estuvieron, o peor aún para extraviarse en donde nunca estarán, el  lugar común, la metáfora de lo real, la realidad de fantasía.
No hay otra salida más que las que nos dan, no hay nada que inventar, rendirse o gobernar.
No te tomás la pastilla roja una sola vez, te la tomas todos los días, y la azul se hace mas apetitosa a medida que te adentrás más en el juego. Seguís buscando el otro lado del espejo y de repente te das cuenta que siempre estuviste del lado equivocado.

Temperance

Quería escribir sin que los dioses que inventaron los hombres lo advirtieran. Sus artimañas para quebrar la libertad son insalvables y me dejan atrapado en una cadena de pensamientos tan larga como la historia del universo. Escapar de esta prisión de tan altas paredes no es posible para cortas alas, no puedo liberarme, mi incesante parloteo interno es atizado por miedos y esperanzas infantiles, las promesas de paraísos y castigos de dioses fríos y lejanos, y la constante amenaza de la soledad, el vacío y la insignificancia.

Con la furia y la necesidad de mis pasiones busco islas en un mar de creencias pasajeras, faros de razón en el desvarío de la rutina, voces refrescantes de otros buscadores. Pero a mis llamados responde el silencio, a mis intentos de respirar responde ese mar de todos metiéndose en mi garganta.
Aferrado a nada sigo perdido. Espero señales que me enseñaron a esperar, estoy mojado hasta los tuétanos y el frío me paraliza.

En mi desvarío veo torres cayéndose, sueño despierto con águilas y emperadores, trompetas y juicios.
Los espejismos se convierten en mejores opciones que la realidad, a veces siento ansías de cruzar el límite y entregarme a esa locura.

Me rindo.

Sin esperarlo me veo ahora seco y caliente, soy una isla.
Resultó ser de mi conocimiento la fórmula para elevar demonios al cielo.

domingo, 20 de marzo de 2011

Un mal viaje (Bukowski)

¿Nunca han pensado que el LSD y la televisión color llegaron para nuestro consumo más o menos al mismo tiempo? Nos llega toda ésta pulsación explorativa de color y ¿qué hacemos? Prohibimos una cosa y jodemos la otra. La televisión, desde luego, es inútil en las manos actuales; creo que no hay mucho que discutir al repecto. Y leí que en un registro reciente se declaraba que un agente había recibido una rociada de ácido en la cara, arrojada por un supuesto fabricante de droga. Alucinógena. Esto es también un derroche.
Hay ciertas razones esenciales para prohibir el LSD, el DMT, el STP. Pueden hacer que un hombre pierda permanentemente el juicio. Claro que lo mismo podría aplicarse a la recolección de remolacha, o al trabajo en cadena apretando tornillos en una fábrica de coches o a lavar platos o a enseñar primer curso de inglés en una de las universidades locales. Si prohibiésemos todo lo que vuelve locos a los hombres, toda la estructura social se derrumbaría: el matrimonio, la guerra, las líneas de autobuses, los mataderos, la apicultura, la cirugía, todo lo que se te ocurra. Cualquier cosa puede volver loco a un hombre, porque la sociedad se asienta en bases falsas. Hasta que no lo derribemos todo y lo reconstruyamos, los manicomios seguirán descuidados. Y los recortes que hace nuestro buen gobierno a los presupuestos de los manicomios los tomo como una sugerencia implícita de que a los enloquecidos por la sociedad no debe mantenerlos y curarlos esa misma sociedad, en éste período de inflación y locura fiscal generalizadas. Ese dinero sería mejor para hacer carreteras, o para rociarlo con mucha medida sobre los negros, y que no quemen y arrasen nuestras ciudades. Y tengo una idea espléndida: ¿por qué no asesinar a los locos? Piensa en el dinero que nos ahorraríamos. Incluso un loco come demasiado y necesita un sitio para dormir, y los cabrones son tan repugnantes... chillan y embadurnan de mierda las paredes, y demás. Bastaría con un pequeño cuadro médico que tome las decisiones y un par de enfermeras o enfermeros que tengan buena pinta y que mantengan a un nivel satisfactorio las actividades sexuales extralaborales de los psiquiatras.
En fin, volvamos, más o menos, al LSD. Lo mismo que es cierto que cuanto menos recibes más arriesgas (pensemos en la recolección de remolacha) también es cierto que cuanto más recibes más arriesgas. Cualquier complejidad exploratoria, pintar, escribir poesía, asaltar bancos, ser dictador, etcétera, te lleva a ese punto en que peligro y milagro son casi como hermanos siameses. Raras veces conectas, pero mientras estás en movimiento, la vida es sumamente interesante. Es bastante agradable acostarse con la mujer de otro, pero tú sabes que algún día te van a atrapar con el culo al aire. Esto únicamente hace más placentero el acto. Nuestros pecados se manufacturan en el cielo para crear nuestro propio infierno, cosa que evidentemente necesitamos. Sé lo bastante bueno en cualquier cosa y te crearás tus propios enemigos. Los campeones reciben abucheos. La multitud está deseando verlos hundidos para arrastrarles a su propio cuenco de mierda. Son pocos los idiotas que resultan asesinados; un ganador puede ser liquidado, con un rifle comprado por correo (eso dice la historia) o con su propio rifle en una ciudad pequeña como Ketchum. O como Adolfo y su puta cuando Berlín se desternilla en la última página de su historia.
El LSD puede machacarte también porque no es terreno adecuado para empleados leales. Seguro, el mal ácido, como las malas putas, te puede liquidar. La ginebra casera, el licor de contrabando, también tuvieron su día. La ley crea su propia enfermedad en mercados negros ponzoñosos. Pero, en el fondo, la mayoría de los malos viajes se deben a que el individuo ha sido moldeado y envenenado previamente por la sociedad misma. Si un hombre está preocupado por el alquiler, las cuotas del coche, los horarios, una educación universitaria para su hijo, una cena de doce dólares para su novia, la opinión del vecino, levantarse por la bandera o qué va a pasarle a Brenda Starr, una píldora de LSD probablemente le vuelva loco, porque, en cierto modo ya lo está y sólo soporta las mareas sociales por las rejas externas y los sordos martillos que le hacen insensible a cualquier pensamiento individualista. 
Un viaje exige un hombre que aún no esté enjaulado, un hombre aún no jodido por el gran Miedo que hace funcionar toda la sociedad. Por desgracia, la mayoría de los hombres sobrestiman su mérito y su dignidad como individuos esenciales y libres, y el error de la generación hippie es no confiar en nadie de más de 30. 30 no significa nada. La mayoría de los seres humanos quedan capturados y moldeados, por completo, a la edad de siete u ocho años. Muchos de los jóvenes PARECEN libres pero esto no es más que una cuestión química del organismo y la energía y no algo real del espíritu. He encontrado hombres libres en los sitios más extraños y de TODAS las edades (conserjes, ladrones de coches, lavacoches, y también algunas mujeres libres, la mayoría enfermeras o camareras, y de TODAS las edades). El alma libre es rara, pero la identificas cuando la ves: básicamente porque te sientes a gusto, muy a gusto, cuando estás con ellas o cerca de ellas.
Un viaje de LSD LSD te muestra cosas que no abarcan las reglas. Te muestra cosas que no vienen en los libros de texto, y cosas por las que no puedes reclamar a los concejales del ayuntamiento. La yerba sólo hace más soportable la sociedad presente. El LSD es otra sociedad en sí mismo. Si tienes tendencia social, puede que etiquetes el LSD como "droga alucinógena", lo cual es un medio fácil de eliminar y olvidar el asunto. Pero lo de alucinación, la definición de ella, depende del polo desde el que operes. Todo lo que te está sucediendo en el momento en que lo está, constituye la realidad misma: ya sea una película, un sueño, una relación sexual, un asesinato, que te maten a tí o tomarse un helado. Las mentiras se imponen más tarde; lo que pasa, pasa. Alucinación es sólo una palabra del diccionario y un zanco social.
Cuando un hombre está muriendo, para él es muy real. Para los demás, no es más que mala suerte o algo que hay que esquivar. La funeraria se cuida de todo. Cuando el mundo empiece a admitir que TODAS las partes ajustan en el todo, entonces empezaremos a tener una oportunidad. Todo lo que ve un hombre es real. No lo puso allí una fuerza externa, estaba allí antes de que naciera él. No lo acuses de que lo vea ahora, no le reproches volverse loco porque la educación y las fuerzas espirituales de la sociedad no fueron lo bastante sabias para decirle que la exploración nunca termina. No le digas que debemos ser todos mierdecitas encajonadas en nuestro abecé y nada más. No es el LSD la causa del mal viaje: fue tu madre, tu presidente, la chiquita de la puerta de al lado, el heladero de las manos sucias, un curso de álgebra o de español obligatorios, fue el hedor de una cagada de 1926, fue un hombre de nariz demasiado larga cuando te dijeron que las narices largas eran feas; fue un laxante, fue la brigada Abraham Lincoln, fueron los caramelos y las galletas, fue la cara de Franklin Delano Roosevelt, fueron las gotas de limón, fue el trabajar diez años en una fábrica y que te echaran por llegar un día cinco minutos tarde, fue aquel viejo idiota que te enseñó historia en sexto curso, fue aquel perro tuyo atropellado y el que nadie supiera trazarte el mapa luego, fue una lista de treinta páginas de largo y seis kilómetros de anchura.
¿Un mal viaje? Todo este país, todo este mundo, es un mal viaje, amigo. Pero te meterán en la cárcel por tomarte una píldora. Yo aún sigo con cerveza porque, en realidad, tengo ya cuarenta y siete años y ando muy enganchado. Sería tonto del todo si me creyera libre de todas sus redes. Creo que Jeffers lo expresó muy bien cuando dijo, más o menos, cuidado con las trampas, amigo, hay muchísimas, dicen que hasta Dios quedó atrapado en una cuando bajó a la tierra. Por supuesto, ahora algunos no estamos tan seguros de que fuera Dios, pero fuese quien fuese tenía trucos muy buenos, pero da la sensación de que habló demasiado. Cualquiera puede hablar demasiado. Hasta Leary. O yo.
Ahora es un sábado frío. Se hunde el sol. ¿Qué hacer en el ocaso? Si yo fuese Liza, me peinaría el pelo, pero no soy Liza. En fin, agarré ésta National Geographic vieja y las páginas brillan como si algo realmente estuviese pasando. No es así, por supuesto. A mi alrededor, en éste edificio, hay borrachos. Toda una colmena de borrachos de principio a fin. Pasan las mujeres caminando ante mi ventana. Emito, silbo, una palabra más bien cansada y suave como "mierda" y luego, arranco esta cuartilla de la máquina. Es de ustedes.

La máquina de follar "un mal viaje" de Charles Bukowski, publicado originalmente en "Erecciones, eyaculaciones, exibiciones y cuentos generales de locura ordinaria", de 1967

Mis pretenciones

Pretendo escribir de forma velada. Sin que nada me delate y sin que vos lo entendás.
Herejía.

Pretendo ignorar el ruido, aislarme, enfocarme, inventar una historia paralela que no me involucre. 

Puedo decir que dos almas conscientes de un universo X se encontraron de repente, o mejor, que andaban dos ciegos rumbo al abismo sin saberse acompañados. Pero ninguna de esas imágenes me complace, están vacías, se desbaratan sin más.

Me escapo entonces por la ventana, pretendo ahora ignorarme, me uno al ruido, a las montañas... Pero todas esas cosas de afuera me reflejan, ¿cómo escapar de mi mismo?, soy juez, verdugo y condenado.

El veredicto es la censura.

Pretendo ahora escribir sin sujetos, dedicarme al verbo.

Despersonalizar lo escrito, a nadie le pasa algo. A nadie en un universo X de ciegos le pasa algo, y no sabe que a nadie también le pasa lo mismo. 

domingo, 13 de marzo de 2011

Conozco tu rostro.

No te conocía, y me esmeraba poco por adentrarme en tu cabeza, aún así te desnudaste sin que vos hayás querido y sin que yo te lo pidiera.
Me as-[g]ustó ver lo que encontré, la crueldad de tu infierno en pleno, las 7 máscaras de tus demonios. Vislumbré por poco tiempo la titánica lucha de todas tus mañanas, la dificultad extrema que acarrea cargar con todo lo que vos llevás. Toda tu historia resumida en cada mirada, todos tus miedos asiéndose a cada cabello hasta conseguir darte un aspecto escalofriante, todos esos gestos dolorosos dignos de una horrorosa tortura, toda esa desesperación que te escocía.
Todo eso que sos vos y que nunca había visto me dejó atontado, me pareció estar presenciando la explosión de una estrella, o la erupción de un volcán, la extrema belleza de la destrucción máxima. No esperaba el universo nada de mi excepto ser testigo; aunque yo hubiera querido, solo por ese momento, ser tu aliado en la batalla.

Yo miraba desde la barrera, y cada vez que quise saltar al ruedo, cada vez que maldije el destino por tu cuenta, vos me devolviste, vos me condenaste a un eterno papel de espectador.
Mis palabras no sirvieron, volvieron a ser aire apenas alcanzaron tus oídos, mi magia no te ayudó, todo lo que salió de mi garganta se deshizo, no te pude dar nada.
Aún así hubo un momento en el que bajaste tus murallas, después de haberte quitado varias máscaras, después de haberte despojado de mil pieles, en carne viva te acercaste a mi. Y no tuve más que amor para arroparte.
Fuiste humilde por un rato, y yo solo estuve ahí para vos, pero después con renovado orgullo regresaste a apagar las llamas de tu infierno.

Mi sorpresa y admiración son grandes, así como es grande el deseo de que todo salga bien.


miércoles, 9 de marzo de 2011

Nada


1,2,3... 60, así pasan los minutos, de a segundos para no vivir el mundo o de a seeeguuunddooosss para burlarse del que se va muriendo poco a poco. Así también van las palabras surgiendo, haciendo de cada minuto una tortuoso eternidad engañosa o alguna realidad llena de colores, calores y sonrisas (o algún otro cliché medio evocador de buena vibra). El asunto es que no hay tema que tratar en lo que escribo aunque ahora me interese aclarar lo que creo, lo que siento o lo que experimento, pero no lo hago por la simple convicción de que el juego de palabras que me salga como manifiesto personal terminará más temprano que tarde convirtiéndose en una cárcel de aire.
Inconexo, desfasado, desconectado, caótico, así me dicta la voluntad escribir lo que sea, consciente ahora tal vez en mayor grado que antes de la inconsciencia, de la materia oscura que rodea ese pedazo de propiedad mía en el todo, ese yo infinitesimal, esa esencia inasible, innarrable, inexistente, holográfica.
Estos rastros de nada dejados por ahí rezagados, regados al azar para que cualquiera los encuentre y le digan algo, no quieren ser lo que son ahora.
Pero igual, creo que yo tampoco pedí nacer a mi eternidad.

lunes, 10 de enero de 2011

Moonlight Sonata - Beethoven

Bee


Estaba sentado en el comedor, sostenía su cabeza con una mano y con la otra un cigarrillo a medio consumir. Sus ojos reparaban en los pequeños defectos de la mesa, un nudo en la madera, una mancha de cigarrillo, otra de vino seco; todas formaban figuras caprichosas.
Cada rayón, cada lugar en el que el barniz oscuro desaparecía tenía una historia, la huella de la olla de café caliente, los pequeños círculos de pintura y cal que dejó la última remodelación, pequeños rastros del bisturí con el que cortaba el cartón para hacer maquetas.
Esa madera vivió antes de que se convirtiera en su mesa, y seguro pasó por muchas manos que dejaron algún rastro, de cierta forma sentía que su comedor no era tan suyo al fin y al cabo. Pero al menos la mayor parte de los daños le pertenecían.
Se llevaba el cigarrillo a la boca y aspiraba pequeñas bocanadas de humo, suficientes para luego hacer aros que se formaban y desaparecían cuándo les daba la gana.
La efímera existencia de esos anillos de humo le hacía pensar en las innumerables posibilidades del caos, en los infinitos destinos que podía tener esa noche si se hacía autómata de la ciudad, en baños de moteles desconocidos para despertar a la mañana siguiente.
Cuándo terminó de fumar sacudió las cenizas de la mesa y se levantó. Hacía ya dos cigarrillos que la música no sonaba y todavía no se le ocurría que poner. ¿Qué canción escuchar cuándo no se quiere estar en silencio, y aún así cualquier ruido es molesto?, Sin duda esa canción tenía que ser de un sordo.

sábado, 8 de enero de 2011

La gran Puta

"LA PUTA, LA GRAN PUTA, la grandísima puta, la santurrona, la simo-níaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó a Cons-tantinopla y bañó de sangre a Jerusalén; la que exterminó a los albi-genses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Segarelli en Parma, a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de heren-cias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristo loco el ra-bioso y a Pedro-piedra el estulto; la que promete el reino soso de los cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma; la que reprime a las demás religiones donde manda y exige libertad de culto donde no manda; la que nunca ha querido a los animales ni les ha tenido compasión; la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la calum-niadora, la reprimida, la represora, la mirona, la fisgona, la contu-maz, la relapsa, la corrupta, la hipócrita, la parásita, la zángana; la antise-mita, la esclavista, la homofóbica, la misógina; la carnívora, la carnicera, la limosnera, la tartufa, la mentirosa, la insidiosa, la traido-ra, la despojadora, la ladrona, la manipuladora, la depredadora, la opresora; la pérfida, la falaz, la rapaz, la felona; la aberrante, la in-consecuente, la incoherente, la absurda; la cretina, la estulta, la imbécil, la estúpida; la travestida, la mamarracha, la maricona; la autocrática, la despótica, la tiránica; la católica, la apostólica, la ro-mana; la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei; la concubina de Constantino, de Justiniano, de Carlomagno; la solapadora de Mussoli-ni y de Hitler; la ramera de las rameras, la meretriz de las meretri-ces, la puta de Babilonia, la impune bimilenaria tiene cuentas pen-dientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar."(extracto de "La puta de babilonia" de Fernando Vallejo).


¿Algo mejor para empezar el 2011?