lunes, 10 de enero de 2011

Moonlight Sonata - Beethoven

Bee


Estaba sentado en el comedor, sostenía su cabeza con una mano y con la otra un cigarrillo a medio consumir. Sus ojos reparaban en los pequeños defectos de la mesa, un nudo en la madera, una mancha de cigarrillo, otra de vino seco; todas formaban figuras caprichosas.
Cada rayón, cada lugar en el que el barniz oscuro desaparecía tenía una historia, la huella de la olla de café caliente, los pequeños círculos de pintura y cal que dejó la última remodelación, pequeños rastros del bisturí con el que cortaba el cartón para hacer maquetas.
Esa madera vivió antes de que se convirtiera en su mesa, y seguro pasó por muchas manos que dejaron algún rastro, de cierta forma sentía que su comedor no era tan suyo al fin y al cabo. Pero al menos la mayor parte de los daños le pertenecían.
Se llevaba el cigarrillo a la boca y aspiraba pequeñas bocanadas de humo, suficientes para luego hacer aros que se formaban y desaparecían cuándo les daba la gana.
La efímera existencia de esos anillos de humo le hacía pensar en las innumerables posibilidades del caos, en los infinitos destinos que podía tener esa noche si se hacía autómata de la ciudad, en baños de moteles desconocidos para despertar a la mañana siguiente.
Cuándo terminó de fumar sacudió las cenizas de la mesa y se levantó. Hacía ya dos cigarrillos que la música no sonaba y todavía no se le ocurría que poner. ¿Qué canción escuchar cuándo no se quiere estar en silencio, y aún así cualquier ruido es molesto?, Sin duda esa canción tenía que ser de un sordo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente escrito y melodía hermano.