lunes, 29 de agosto de 2011

Te conoceré.

Te encontraré.
Será una mañana de Lunes cuando espere que nada pase, será pronto, más pronto de lo que creo.
Sucederá como siempre sucede, tú me verás, yo te veré,  conocerás el polvo acumulado en mis pestañas, y yo adivinaré los infinitos caminos que te trajeron desde esa estrella.
Te romperán mis ojos cansados mientras escudriñan cada fragmento, haré tuya mi mirada.
No habrá tiempo mientras se saludan nuestras dos almas.
Te reconoceré y me reconocerás aunque hayan pasado ya mil años.
Ni tú ni yo creeremos en las verdades metafísicas del todo, esperaremos sentados en las puertas del poema por la única verdad que nos interesa.
Sabremos entonces de un verso cerrado que se descubre solo para nosotros, y seremos el momento tal cuál es.
Los carros, los estudiantes, y los niños estallarán el ruido afuera de la burbuja.
El mundo volverá a nuestros pies y de nuevo, para siempre esta vez, nos conoceremos.

jueves, 25 de agosto de 2011

En coma.




Sabes, a veces creo que estoy en coma en algún hospital que no conozco, y que todo esto a lo que llamo vida no es más que un subproducto de algún fármaco mal administrado.
Me imagino a mi verdadera familia a mi lado esperando a que despierte, claro que luego me imagino a mi familia en este mundo y, no te niego, siento algo así como la tristeza solitaria de dios. Es triste pensar que todo lo que veo lo cree yo.
Luego me pongo a pensar que todos los personajes de este cuento son en realidad uno solo, y que soy tan capaz de actuar como el asesino despiadado que sale en los noticieros o cómo la abuelita abnegada que a pesar de su edad sigue trabajando para sostener a sus nietos.
Pero entonces aparece algo que no está en los planes, o al menos parece no estarlo, es algo que rompe de un tajo esa tela fina de espacio-tiempo neuronal inventado por un moribundo en algún hospital. Sin alerta alguna aparece alguien más, ajeno a toda la historia, totalmente fuera de mi. Entonces como si fueran dos universos que se encuentran por azar, las dos historias de los dos moribundos de otros mundos se empiezan  a mezclar, me atrevo a dar como hipótesis el que las dos camas de los que andan en coma están en la misma pieza y las ondas cerebrales crean interferencia. El asunto es entonces que los dos dioses de sus propios mundos empiezan a ser personajes de otro, pero espera, acá viene lo mejor, ¡eso les agrada!
Al final cuando los dos universos cerebrales colisionan cada escritor deja de crear y se entregan ambos, como locos suicidas, a la voluntad de sus creaciones.



domingo, 21 de agosto de 2011

Acabar con todo (Octavio Paz)


Dame, llama invisible, espada fría, tu persistente cólera, para acabar con todo, oh mundo seco, oh mundo desangrado, para acabar con todo.
Arde, sombrío, arde sin llamas, apagado y ardiente, ceniza y piedra viva, desierto sin orillas.
Arde en el vasto cielo, laja y nube, bajo la ciega luz que se desploma entre estériles peñas.
Arde en la soledad que nos deshace, tierra de piedra ardiente, de raíces heladas y sedientas.
Arde, furor oculto, ceniza que enloquece, arde invisible, arde como el mar impotente engendra nubes, olas como el rencor y espumas pétreas. Entre mis huesos delirantes, arde; arde dentro del aire hueco, horno invisible y puro; arde como arde el tiempo, como camina el tiempo entre la muerte, con sus mismas pisadas y su aliento; arde como la soledad que te devora, arde en ti mismo, ardor sin llama, soledad sin imagen, sed sin labios. Para acabar con todo, oh mundo seco, para acabar con todo.

sábado, 6 de agosto de 2011

Derrota

Derrota

Derrota, mi derrota, mi soledad y mi aislamiento.
Eres para mí más querida que un millar de triunfos,
y más dulce a mi corazón que toda la gloria del mundo.

Derrota, mi derrota, mi conocimiento de mí mismo y mi desafío;
por ti sé que aún soy joven y de pies ligeros,
y desdeñoso de los laureles que se marchitan.
Y en ti encontré la soledad
y la alegría de ser ignorado y despreciado.

Derrota, mi derrota, mi espada brillante y mi escudo;
en tus ojos he leído que ser entronizado es ser esclavizado,
y ser comprendido es ser rebajado,
y ser entendido significa alcanzar la plenitud,
y como un fruto maduro, caer y ser devorado.

Derrota, mi derrota, mi audaz compañera,
tú escucharás mis cantos, mis gritos y silencios,
y nadie sino tú me hablará de batir de alas,
y de la agitación de los mares,
y de las montañas que arden de noche,
y sólo tú escalarás las rocas y peñascos de mi alma.

Derrota, mi derrota, valor que nunca muere;
tú y yo reiremos junto en la tempestad,
y juntos cavaremos las tumbas para todo lo que muere en nosotros,
y permaneceremos de pie al sol con una voluntad indomable.
Y seremos peligrosos.