domingo, 10 de julio de 2011

El pozo de los lugares comunes

En el pozo de los lugares comunes no hay salidas secretas, los caminos están trazados y bien definidos, y aunque quedan locos no hay espacios.
Hasta los que vuelan ven desde el fondo el camino de pasados soñadores. 
En el pozo de los lugares comunes no se diferencian los vapores de buenos y malos, y el rozar de la piel de otros es el mismo rozar de la propia vestidura. Hay dolores por montones pero todos son el mismo. Hay luz, claro que hay luz, pero es una para todos la misma.
En el pozo de los lugares comunes, muchos se alaban por seguir los caminos más difíciles, pero su gloria es poca pues aunque sea de uno solo están siguiendo huellas. Todos lloran, ríen y hacen lo que todos hacen, no hay nada que inventar, ni movimiento alguno que no sea copia.
Los segundos no pasan, y si corren se repiten. Hay tiempo uno porque todo es dominio del antes.
El pozo de los lugares comunes es tan alto, tan ancho, tan grande, que no se sabe si tiene final, o si hay algo más por fuera.
Del pozo de los lugares comunes solo escapan los que no escriben, porque hasta los muertos se mueren como se murieron los primeros que cayeron.

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