No se cuánto he avanzado, ni se cuánto me falta, es más ni siquiera se si estoy estancado; ciertamente podría estar haciendo muchas cosas ahora, pero no siento la necesidad, hay algo que me dice que solo espere.
No se si me estoy equivocando al hacerle caso a ese algo, se que muchas cosas ya vienen hacia mi por haber movido un poco las cuerdas del pasado. La montaña que quise escalar ahora me persigue en derrumbe, y yo voy a su encuentro.
Espero, y para mi sorpresa no desespero. Es verdad que mucho de mi ha quedado atrás, es verdad que ahora uso una nueva piel que no he acabado de construirme. Muchas ideas gastadas aún hacen parte de mi cotidianidad y aún no me atrevo a rechazarlas. Conozco muchas de mis caras.
Soy consciente de la rivalidad existente entre mi sombra y mi ego. Avanzo a pasos agigantados por los caminos empantanados de mi mente en reposo.
Disfruto el aparente fracaso y camino como mendigo disfrazado. Siento resbalar de mis manos el destino, aguzo mi oído para encontrar los dictados del sabio que me guía. Encuentro irresistible la opacidad del universo de lo real. y acudo en mi auxilio cuando ya nada me fía.
Ahora es cuando por primera vez me abro a la inconsciencia al escribir y dejo que mis dedos tambaleen dibujando esencias desconocidas.
Auguro buenos sucesos, espero en mi voluntad.
Confino mis pensamientos a las infinidades del abismo.
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Cuando uno piensa así las cosas cambian, la realidad enmudece.
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