miércoles, 10 de noviembre de 2010

Emboscada

¿Acaso importa lo qué quería decir? ¡Pues no!, ¡TRAICIÓN! seguro. Bajé la guardia, me descuidé y ese pedazo de carne atado al pecho aprovechó para escabullirse entre el bullicio de tantas ideas alborotadas. Ya decía yo que eso de escandalizar las grises "células del sistema nervioso cuya principal característica es la excitabilidad eléctrica de su membrana plasmática", solo podría traer problemas. Concentrar y reciclar para no perder energía en algún órgano desquiciado con ansías de ser ceniza volada al viento, de eso se trataba el trabajo, no era tan difícil.
Pero vamos, que cuándo hay huecos en la cordura la emoción abusa. Alimentar el gris dejaba vestigios de plomizos sonidos con los que se disfrazaron las sesgadas no-ideas que llegaron a pasar el filtro del pensamiento racional y se instalaron en la corteza de la acción pensada.
Acción guerrillera del rojo latente que se escapó a pedazos por entre los vestigios de los raciocinios elocuentes.

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