¿Dónde está mi voz? ¿En qué pantano mis palabras?
En una casa de putas follándose a la madama.
Rascándose las pulgas y ladrando por pan, se creen muy libres las mal paridas.
Sentadas en la verga del negro destino se engañan al pasar por musa la arcada.
Nadan en el vómito de mis dedos mientras convulsionan y deliran, arden en calentura de muerte lenta.
¡Que les den! si ya en mi garganta no resuena el gorgoteo de los sudores del alma.
A la guerra voy cantando canciones de otros que ya no cantan, a combatir me voy contra mi ejército de perras negras.
Ya rodó mi cabeza y dejó caer la razón en mis vísceras. Que la bilis roa la hoja y que el destino extravíe sus caminos mientras tarda en llegar mi voluntad.
1 comentario:
Las sigo prefiriendo trigueñas...
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