domingo, 8 de agosto de 2010

Hablando con algún yo pasado.

Cuándo te devuelves sin querer en el tiempo y empiezas a revivir historias o conversaciones, tu cuerpo adapta movimientos pasados y empiezas a hablar, tu cerebro se pierde en lo atemporal y coge de todos los ayeres y mañanas, lugares y situaciones cualquier evento o palabra necesario para ganar una discusión o aclarar algo que en ese pasado recordado quedó confuso.

Tal vez por eso me encuentro, sorprendido a veces, conmigo mismo hablándole a la ventana del bus o al techo de mi habitación (donde se forman figuras de papas y osos en la madera a veces, solo en tiempos cuándo no hay nada que hacer, de resto solo se pueden ver nudos comunes de lo que fue un árbol alguna vez).
Hoy le estaba alegando al vaso de cerveza en el bar sobre la vuelta esa de que uno no cambia y que cambian los demás, o del mismo modo en el sentido contrario... es totalmente cierto y seguro que ni yo ni el vaso (representando a algún yo pasado seguro) tenemos la razón sino todo lo contrario.
No dudo en afirmar, y considero esto una verdad absoluta, por lo que ahora pasaré a llamarme gurú yo, que yo no cambio mientras cambio y los demás tampoco cambian mientras se transforman. Dada la indudable mala lógica de mi anterior afirmación procedo ahora a cerrar con broche de oro o sellar con sello de oro mi entrada.
Todo lo que dije es mentira, incluyendo esta afirmación.

No hay comentarios: