martes, 28 de abril de 2009

espera

Me gusta cerrar los ojos antes del ocaso y acariciar el aire que se derrama en mis pulmones con la última luz de sol que se lanza contra mis párpados. Sentir la fragancia de la muerte, esperar, como todos esperan, y escrutar el viento en busca del despetar estelar, acallar mi mente hasta que los susurros placenteros de los vientos laman mis oídos y se ciñan sobre mi cuerpo desnudo, sentir la piel del mundo y su tacto etéreo. Ser testigo de la rendición eterna y constante que encierra cada atardecer y participar de esa agonía última consumiendome en el resplandor final. Esperar. Esperar. Esperar. Escuchar los emisarios de las estrellas empezar sus cantos, abrir los ojos y respirar. Sentir la luz lejana del primer lucero y nacer de nuevo para las luces de otros cielos.

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