lunes, 16 de marzo de 2009

Sombra


Y aquí voy, de nuevo yo.
Camino por las calles oscuras del pueblo, doy vuelta en la esquina donde todavía se ve una luz titilante, es una lámpara de esas que solían iluminar todas las calles en este mismo segundo pero de otro tiempo. Las sombras sugerentes que proyecta la lámpara me impulsan a aminorar el paso. Agudizo mis oídos y detengo totalmente mi marcha, trato de concentrarme en la sombra larga que se ve en la carretera da adoquines gastados, no se mueve pero pareciera cambiar con cada lapso pequeño de tiempo en que la luz se apaga. No puedo asegurar que está cambiando, pero tampoco puedo decir que es la misma. Mejor me quedo quieto, quiero sorprenderla cuando cambie de forma. Hace mucho frío pero no hay viento, solo el que experimentaba hace unos minutos cuando caminaba y rompía la frágil armonía de los átomos de aire. Pienso en ser un átomo, debe ser difícil saberse ladrillo del mundo, debe producir mucha tensión, no me quiero tensionar. ¡Ahí está!, se acaba de transformar en algo totalmente parecido a lo que era antes. No puedo pensar en nada, debo estar atento.
Esa sombra está aprovechando para moverse en el mismo instante en que deja de haber luz, parece ser astuta, pero no puede ser más astuta que yo, una vez me gané el premio al más astuto en el colegio, recuerdo mi colegio, tenía muchos lugares para esconderme, siempre me escapaba de matemáticas para irme a fumar montado en algún árbol de la salida, o detrás de la capilla, en ese hueco lleno de raíces en el que nadie se metía, ahí fumaba y veía como se movía la tierra, siempre aparecían animales raros, bichos de esos que nunca se ven en un álbum de estampitas por feos y asquerosos.  Sería bueno ser un bicho de esos y meterme debajo de las raíces y sentir toda la presión de la tierra mojada, no mejor no, no quiero sentirme presionado. Deben haber bichos debajo de la sombra, en las grietas de los adoquines, debe haber porque ahí se ve que sale hierba, ósea que debajo debe haber tierra, bueno eso creo, nunca he levantado un adoquín para ver que hay debajo. Esos adoquines llevan mucho tiempo donde están, se nota que muchas carretas les han pasado por encima, están todos quebrados en las puntas y algunos por la mitad, sería bueno ser adoquín, mmm, no mejor no, no quiero ser pisoteado. Ya no quiero destapar los adoquines para ver si hay tierra debajo, no los quiero desacomodar, deben haber tardado mucho para encontrar una posición cómoda para resistir.
Yo no soy muy resistente, siempre me canso cuando me toca correr, por eso es que soy tan bueno para encontrar escondites, debe ser por el cigarrillo, mi mamá me dice que lo deje, que eso no es de niños buenos, pero yo no quiero ser un niño bueno, esos andan todos bien peinados en la calle comprando dulces y yendo a misas, a mi no me gustan las misas, siempre hay un señor vestido de vieja que habla de otro señor que se vestía igual pero parecía más vieja porque se dejaba el pelo largo, si no fuera por la barba hubiera dicho que era una señora cuando lo vi la primera vez.
Yo creo que a mi mamá le gusta el señor que da las misas, porque siempre va media hora antes todos los domingos y se encierra con él en un cuartico oscuro disque para que la perdone, yo no sé porque la tiene que perdonar él, no creo que mi mamá le haya hecho algo malo, debe ser por algo que yo hice. ¡Se movió de nuevo! ahhh!!! Estaba pensando otra vez, tengo que dejar de pensar para poder pillarla en el mismo instante que se mueva. Ya me estoy cansando, me voy a sentar para esperarla más cómodo.
Tengo ganas de un cigarrillo, pero no traigo candela, si tuviera candela prendería las hojas secas que vi amontonadas cuando venía, dos cuadras antes del parque doblando a la derecha. Claro que si tuviera candela lo primero que haría sería prenderme un cigarrillo, aunque le prometí a mi mamá que no iba a volver a fumar para que me recibieran en el colegio. Mierda, estoy pensando de nuevo. Debería hacerle caso a mi mamá, allá enseñan a no pensar, si hubiera seguido en el colegio ya habría podido descubrir la sombra en el mismo momento en que cambia. No entiendo por qué  la gente no sale de noche, a mí siempre me gusta salir y ver las estrellas, me gustaría ser una estrella como mi papá, pero mi mamá todavía no me dice el secreto para serlo, ella dice que cuando crezca lo entenderé. Bueno espero crecer pronto, quiero espiar el mundo desde allá arriba. Siempre que espío desde aquí abajo me pillan, la vez pasada estaba viendo como mi profesor le metía la lengua en la garganta a la cocinera de la escuela, pero me descubrieron porque hice sonar una olla, estaba dentro de la alacena. Desde ese día todo cambió con mi profesor, siempre que me veía se ponía rojito, nunca entendí por qué. Ya entiendo por qué mi mamá se mete en el cuarto oscuro con el otro señor, ¡es para que mi papá no la pueda ver!
¡Ahora sí! se está moviendo, está más chiquita, pero también se está poniendo menos negra, este es el momento, por fin voy a saber que es. Ahora si solo voy a ver y no voy a pensar en nada. Está mas corta y mas clara, mas corta y mas clara, mas corta y mas clara.
¡Carajo salió sol! 
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