miércoles, 27 de mayo de 2015

Abracadabra.

Los pájaros cantan el embrujo del mundo y extienden maia por doquier.
Nombran en su lengua la esencia del árbol para que este crezca, llaman por su verdadero nombre el color verde y la luz se revela.
Con sus aleteo contagian al norte el mandato siempre uno del demiurgo de ser norte; hacia el sur apuntan con sus picos y renuevan lo que siempre es.
Lo propio hacen con el oriente y el occidente y con cada nota nombran y hacen existir todos los pueblos de la tierra y hay un acento para cada hombre y un silencio para cada potencia,  la esencia de lo que fue y será es descrita en el viento en la trayectoria de un vuelo.
El canto, ceremonia, cumple siempre el momento para llamar al tiempo, saluda al sol y lo despide.
Los pájaros son la memoria del embrujo y la realidad un continuo recordar.
Babilonia está echada sobre el frágil tapete del sueño.
Me uno al canto de los míos, abracadabra.